Ni los patos se libran de demandas de acoso o abuso.
Y el pobre Donald sin fuerzas para articular ni una triste palabra más allá de los efímeros graznidos de indignación. Disney World tiembla.
Ni los patos se libran de demandas de acoso o abuso.
Y el pobre Donald sin fuerzas para articular ni una triste palabra más allá de los efímeros graznidos de indignación. Disney World tiembla.
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